Lo ha dicho Berlusconi esta misma semana y tiene más razón que un santo, aunque él confiese que no lo es: “los italianos me votan porque querrían ser como yo”. Con esa frase, Il Cavaliere nos descubre no sólo el secreto de su éxito, si no la diferencia que separa a los políticos y votantes de la derecha, de los políticos y votantes de la izquierda. Siempre se cometen errores al generalizar, pero asumiendo ese riesgo puedo afirmar que como norma general los votantes de la derecha somos dados a lo que en términos científicos se conoce como empatía. Esto es, somos capaces de ponernos en lugar del otro y comprender su dolor, sus debilidades y, con ello, su manera de actuar.
Esto no quiere decir que seamos tan idiotas como para no sentir una cierta molestia cuando descubrimos que uno de esos políticos se ha embolsado una suculenta comisión, provocando con ello que una obra pública multiplique su coste, o de que alguien reciba regalos por elegir una empresa en lugar de otra que seguro era más eficiente. Lo que quiero decir es que, aún comprendiendo que eso no está bien del todo, llegamos a la conclusión de que muy probablemente nosotros hubiéramos hecho lo mismo.
¿Acaso alguno de ustedes, lectores varones heterosexuales de este diario, va a negarme que no aceptaría el regalo de un grupo de jóvenes y bellas prostitutas a cambio de, simplemente, aceptar hacer unas presentaciones entre unos hombres de negocios? ¿Iba alguno de ustedes, y aquí incluyo también a las mujeres y a los homosexuales, a rechazar unos trajes o unos bolsos de primeras marcas, por escoger esta empresa en lugar de la otra para un trabajo que, al fin y al cabo, alguien tendrá que hacer? ¿Van a preferir ustedes que su familia siga viviendo en una morada normalita, cuando les puede ofrecer un palacio, no sé, pongamos por ejemplo, en el centro de Palma de Mallorca?
Tómense unos minutos y respondan con absoluta sinceridad. Si la respuesta es algo parecido a: “yo haría lo mismo, qué pena que no tenga la oportunidad”, es que son ustedes, no lo duden, auténticos votantes de derechas. Pero no deben avergonzarse por ello, ni mucho menos, quitémonos de una vez y para siempre los complejos. En realidad ustedes son hombres y mujeres emprendedores, que luchan por algo tan lícito como mejorar su vida y la de los suyos. ¿Nunca han pensado por qué las dos regiones de España que más han crecido en estos últimos años han sido Madrid y Valencia? Yo se lo diré: porque están llenas de emprendedores que quieren ser como sus políticos.
BORJA MARÍA ZALLANA DE LOS ACEBOS
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