Abundando más en el post titulado “Reflexiones sobre los asalariados” he de decir que, todos los asalariados-trabajadores , aspiremos a mejorar tanto económicamente como laboralmente, es más, todos tenemos el derecho y la obligación de intentarlo porque si no, nunca progresaríamos.
Visto el razonamiento, de que el empresario no paga nada graciosamente al trabajador, sino que todo es como consecuencia de la productividad de este último, nunca se nos debe olvidar que el salario recibido es una contraprestación al trabajo aportado. Por lo que nunca deberemos someternos al capricho o abusos del Empresario.
¡Ojala todos pudiésemos ser ricos, altos y guapos!. Pero la triste realidad es otra. Somos trabajadores y a mucha honra. A nosotros nadie nos regala los trajes, ni los chalets, ni los coches, ni los bautizos, ni las comuniones, ni las bodas. Todo lo debemos alcanzar con nuestro esfuerzo.
Y aunque todos somos libres de elegir y votar al partido que creamos que mejor defiende nuestros intereses, siempre deberemos tener presente a la clase que pertenecemos, porque por mucho que nos pese, y aunque parezca que las clases sociales es algo del pasado, en la actualidad siguen existiendo las dichosas clases sociales y si cabe, con mayor distanciamiento entre ellas, parece un contrasentido que votemos a las clases pudientes, las que consiguen gratis lo que a nosotros nos cuesta tanto sacrificio, por lo que parece un contrasentido que votemos a los chorizos, a los que mangonean, a los que cometen delitos tributarios a gran escala, a los que hacen filigranas de ingeniería financiera (porque para eso tienen a sus asesores fiscales), a los que se llevan el capital a paraísos fiscales, en definitiva a los que desatan la crisis, y no llevan al desempleo.
Al gran capital no le afecta la crisis, ellos la han producido con las ganas de atesorar riquezas sin límites.
Así vemos a nuestros jóvenes hipotecados para toda la vida, debiendo dedicar el salario de un cónyuge a pagar la letra, haciéndonos ver que se terminaban los pisos, y embarcándonos en la compra de los mismos a unos precios sobrevalorados hasta el límite.
La crisis no la han producido los gobernantes, sino la clase capitalista y a nivel internacional.
Que no nos vengan con milongas estos politicastros que dicen tener en sus manos la receta mágica, para sacarnos de este atolladero.
De la crisis internacional saldremos cuando los motores económicos internacionales empiecen a funcionar. Después del fracaso del sistema capitalista, habrá que reinventarse un nuevo orden económico mundial.
Así que el que quiera, que siga votando a los promotores de la crisis. ¡Al Gran Capital!.
Para sufrirla ya estamos nosostros, los trabajadores.
Siento vergüenza ajena que en nuestro pueblo, haya tantos asalariados que voten a partidos de derechas, a no ser que vayan engañados como los de 100 extranjeros que fueron convocados en Castellón por un hombre de Burriana para que acudieran a una "reunión" con promesas de un trabajo en el parque Ribalta. Una vez en La Farola, los aspirantes a los puestos de trabajo y sus familias fueron invitados a acudir al Estadio Castalia (junto a la sede local del PP) y a subir a autobuses habilitados para trasladar a simpatizantes del Partido Popular a Valencia. Sólo entonces se dieron cuenta de que se dirigían a un mitin de Mariano Rajoy, según relató Luis Alberto Almeyda, presidente del Centro Integral de Inmigrantes Latinoamericanos, que denunció los hechos.
15 junio 2009
REFLEXIONES SOBRE LOS ASALARIADOS
Los asalariados, como es obvio, son todas aquellas personas que mediante la prestación de su trabajo, reciben una contraprestación de un salario. Da igual que sea un trabajador agrícola que un trabajador industrial o un alto cargo en una empresa.
Su salario regularmente, va en consonancia con su productividad, y si el empresario le paga a 5 euros por hora trabajada, es porque al menos produce 6 euros, ya que de no ser así, no le pagaría 5 euros, intentaría ajustar su salario para obtener una plusvalía suficiente para que la explotación agraria o la producción fabril, le sea rentable al capital invertido.
La mayoría de las veces el salario no va en consonancia con el esfuerzo que el trabajador realiza, puesto que aunque parezca un contrasentido, a mayor esfuerzo físico, menor salario recibe.
Los medios de producción que el empresario pone al alcance del trabajador son obsoletos y por lo tanto la productividad obtenida, no es la resultante del mayor o menor esfuerzo del trabajador, sino de la mala organización y de la baja inversión en nuevas máquinas herramientas, para optimizar la productividad.
En la productividad del trabajador, se deben incluir las cargas sociales, es decir que las cotizaciones a la Seguridad Social que el empresario ha de pagar a la Tesorería Territorial o Mutua Laboral, para las contingencias comunes, accidentes de trabajo, formación profesional , desempleo, fondo de garantía salarial, las obtiene de lo que produce el trabajador. El empresario, no paga nada de su capital invertido, sino de los rendimientos del trabajador.
Existen empresarios desaprensivos, y más en tiempos de crisis, que no cumplen con la legislación vigente. No pagan los salarios de acuerdo con las tablas salariales de los Covenios Colectivos, e incumplen con sus obligaciones de que todo trabajador figure en Alta en la Seguridad Social, y que quieren obtener plusvalías de la verdadera explotación del trabajador.
El ejemplo más reciente lo tenemos en la panadería en la que el boliviano Franns Rilles Melgar, de 33 años, al caérsele un plástico, se le quedó enganchado el brazo izquierdo en la máquina.Tras el incidente, el jefe del joven lo subió a su vehículo e intentó llevarlo al hospital San Francisco de Borja de Gandia, aunque unos 50 metros antes de llegar lo obligó a bajar y lo abandonó en plena calle, mientras se desangraba. Un viandante ayudó al joven a llegar al servicio de Urgencias del hospital, donde los médicos no pudieron hacer nada por reimplantarle el brazo, dado que el empresario que había regresado a la fábrica, después de limpiar la sangre del lugar, tiró el brazo a un contenedor de basura. Franns Rilles trabajaba en esa empresa desde hacía dos años con jornadas de 12 horas diarias, sin contrato y por un sueldo de 23 euros diarios.
Su salario regularmente, va en consonancia con su productividad, y si el empresario le paga a 5 euros por hora trabajada, es porque al menos produce 6 euros, ya que de no ser así, no le pagaría 5 euros, intentaría ajustar su salario para obtener una plusvalía suficiente para que la explotación agraria o la producción fabril, le sea rentable al capital invertido.
La mayoría de las veces el salario no va en consonancia con el esfuerzo que el trabajador realiza, puesto que aunque parezca un contrasentido, a mayor esfuerzo físico, menor salario recibe.
Los medios de producción que el empresario pone al alcance del trabajador son obsoletos y por lo tanto la productividad obtenida, no es la resultante del mayor o menor esfuerzo del trabajador, sino de la mala organización y de la baja inversión en nuevas máquinas herramientas, para optimizar la productividad.
En la productividad del trabajador, se deben incluir las cargas sociales, es decir que las cotizaciones a la Seguridad Social que el empresario ha de pagar a la Tesorería Territorial o Mutua Laboral, para las contingencias comunes, accidentes de trabajo, formación profesional , desempleo, fondo de garantía salarial, las obtiene de lo que produce el trabajador. El empresario, no paga nada de su capital invertido, sino de los rendimientos del trabajador.
Existen empresarios desaprensivos, y más en tiempos de crisis, que no cumplen con la legislación vigente. No pagan los salarios de acuerdo con las tablas salariales de los Covenios Colectivos, e incumplen con sus obligaciones de que todo trabajador figure en Alta en la Seguridad Social, y que quieren obtener plusvalías de la verdadera explotación del trabajador.
El ejemplo más reciente lo tenemos en la panadería en la que el boliviano Franns Rilles Melgar, de 33 años, al caérsele un plástico, se le quedó enganchado el brazo izquierdo en la máquina.Tras el incidente, el jefe del joven lo subió a su vehículo e intentó llevarlo al hospital San Francisco de Borja de Gandia, aunque unos 50 metros antes de llegar lo obligó a bajar y lo abandonó en plena calle, mientras se desangraba. Un viandante ayudó al joven a llegar al servicio de Urgencias del hospital, donde los médicos no pudieron hacer nada por reimplantarle el brazo, dado que el empresario que había regresado a la fábrica, después de limpiar la sangre del lugar, tiró el brazo a un contenedor de basura. Franns Rilles trabajaba en esa empresa desde hacía dos años con jornadas de 12 horas diarias, sin contrato y por un sueldo de 23 euros diarios.
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