27 noviembre 2009

LOS LADRONES DEL S. XXI USAN LAS REDES SOCIALES COMO FUENTE DE INFORMACION

Un estudio de la aseguradora Legal & General revela el peligro de los perfiles y de los usuarios Facebook es una de estas redes sociales en las que puedes enterarte prácticamente de todo, sobre la vida de los demás. Las redes sociales están revolucionando la vida cotidiana de las personas a pasos agigantados. Prácticamente todo el mundo que utiliza Internet, usa también una red social. Ya sea para informar sobre los planes que se han hecho, o sobre los que se van a hacer, Facebook, Tuenti oTwitter son las plataformas ideales para tener a todos tus contactos actualizados, sobre los aspectos más personales y profesionales de tu vida.

La gente suele colgar las fotos que se han hecho durante un determinado viaje o en una salida nocturna, se identifica a todo el mundo e incluso se dan detalles de donde estuvieron y que tomaron. Otros cuentan el próximo viaje que tienen entre manos o declaran abiertamente gustos, aficiones y hasta los detalles de determinadas relaciones sentimentales.

Generalmente, la discreción en la red va acorde con las edades de los usuarios. Cuanto más joven, menos importancia se da a determinados detalles que en algunos casos, pueden suponer un peligro de bastante riesgo.

Este riesgo aparece cuando por la red, como en la vida normal, te cruzas con alguien que no es tan inocente, ni tiene las intenciones de contarte que ha hecho sino más bien, que puede hacer con toda la información que tiene disponible de ti.

Un estudio de la aseguradora británica Legal & General ha disparado las alarmas sobre este problema en Internet y sobre lo que los usuarios cuelgan en sus redes sociales. Los resultados han sido alarmantes, ya que un 38 por ciento de los encuestados, reconocía haber informado en sus redes sociales toda la información referente a sus vacaciones, incluyendo las fechas y los sitios por los que se alojaban. Un 33 por ciento de los encuestados afirma que cuelga con toda normalidad, la vida que hacen durante los fines de semana y vacaciones.

Un representante de Legal & General ha revelado que cada vez, con más asiduidad, están apareciendo perfiles de gente desconocida que desean hacerse amigos sin ni siquiera conocerse de nada y que conviene recordar la cantidad de datos personales que se pueden llegar a almacenar en los perfiles de algunas personas.

Para demostrar la imprudencia y el nivel de problemática que esto puede suponer, la aseguradora ha realizado una demostración de la insensatez con la que muchas personas navegan por las redes sociales. Decidieron crear un perfil falso y solicitar a 100 usuarios tanto de Facebook como de Twitter que le aceptaran como amigo. En total, un 13 por ciento de los usuarios de Facebook aceptaron compartir toda su información personal con el desconocido frente a un 92 por ciento que hizo lo mismo en Twitter, aunque en éste último no se almacenan los datos privados sino que se va escribiendo poco a poco en él.

El estudio también nos ha informado de detalles incluso más preocupantes. Por ejemplo, la aseguradora ha comprobado que un 40 por ciento de los jóvenes consultados de entre 16 y 24 años, publicaban en Internet todos los detalles de sus vacaciones y de las de sus padres, con lo que los ladrones, contarían con todo un informe detallado sobre cuando y donde hacer el robo.

Lo que antes suponía de un estudio riguroso para poder acceder a la zona de un crimen en el momento oportuno, ahora es un juego de niños, y nunca mejor dicho, gracias a Internet y a sus redes sociales. Todo un nuevo panorama para los ladrones, que encuentran en los jóvenes, a los cómplices perfectos de sus fechorías.

La aseguradora ha contado con el apoyo de un ex-ladrón, Michael Fraser, para poder hacer el estudio más verídico, quien calificaba las redes sociales como “el supermercado de los ladrones”.

Así que los más jóvenes deberían empezar a tener un poco más de privacidad o por lo menos, un mayor sentido del peligro y compartir tan sólo con gente conocida, la comprometida información que se cuelga en sus diferentes portales.

EL ENCANTO DE LOS ORIXÁS

Toda cultura, cuando alcanza un elevado grado de complejidad, encuentra su expresión artística, literaria y espiritual. Pero al crear una religión a partir de una experiencia profunda del Misterio del mundo, alcanza su madurez y apunta hacia valores universales. Es lo que ha sucedido con la Umbanda, religión nacida en Niterói, Río de Janeiro, en 1908, bebiendo de las fuentes de la más genuina brasilidad, hecha de europeos, de africanos y de indígenas. En un contexto de desamparo social, con millares de personas desenraizadas, venidas de la selva y de los rincones más distantes del Brasil profundo, desempleadas, enfermas por la notoria insalubridad de Río a principios del siglo XX, irrumpió una fortísima experiencia espiritual.

Una persona del interior, Zélio Moraes, declara la comunicación de la Divinidad bajo la figura del Caboclo das Sete Encruzilhadas, de la tradición indígena y del Preto Velho de la tradición de los esclavos. Esa revelación tiene como principales destinatarios a los humildes desposeídos de todo apoyo material y espiritual. Quiere reforzar en ellos la percepción de la profunda igualdad entre todos, hombres y mujeres; se propone potenciar la caridad y el amor fraterno, mitigar las injusticias, consolar a los afligidos y reintegrar al ser humano en la naturaleza bajo la guía del Evangelio y de la figura sagrada del Divino Maestro Jesús.

El nombre Umbanda está cargado de significado. Está compuesto de OM (el sonido originario del universo en las tradiciones orientales) y de BANDHA (movimiento incesante de la fuerza divina). Sincretiza de forma creativa elementos de las varias tradiciones religiosas de nuestro país creando un sistema coherente. Privilegia las tradiciones del Candomblé de Bahía por ser las más populares y próximas a los seres humanos en sus necesidades. Pero no las considera como entidades, sino como fuerzas o espíritus puros que a través de los Guías espirituales se acercan a las personas para ayudarlas. Los Orixás, la Mata Virgem, el Rompe Mato, el Sete Flechas, la Cachoeira, la Jurema y los Caboclos representan facetas arquetípicas de la divinidad. Ellas no multiplican a Dios en un falso panteísmo, sino que concretan, bajo los más diversos nombres, al único y mismo Dios. Éste se sacramentaliza en los elementos de la naturaleza como en las montañas, en las cascadas, en los bosques, en el mar, en el fuego y en las tempestades. Al confrontarse con estas realidades, el fiel entra en comunión con Dios.

La Umbanda es una religión profundamente ecológica. Devuelve al ser humano el sentido de reverencia ante las energías cósmicas. Renuncia a los sacrificios de animales para restringirse solamente a las flores y a la luz, realidades sutiles y espirituales.

Hay un diplomático brasilero, Flávio Perri, que sirvió en embajadas importantes como Paris, Roma, Ginebra y Nueva York, que se dejó encantar por la religión de la Umbanda. Con recursos de las ciencias comparadas de las religiones y de los distintos métodos hermenéuticos elaboró perspicaces reflexiones que llevan justamente este título: El Encanto de los Orixás, desvelándonos la riqueza espiritual de la Umbanda. Entrevera su trabajo con poemas propios de fina percepción espiritual y se inscribe en el género de los poetas-pensadores y místicos, como Álvaro Campos (Fernando Pessoa), Murilo Mendes, T. S. Elliot y el sufí Rumí. Incluso bajo el encanto, su estilo es contenido, sin ninguna exaltación, pues ése es el rigor que la naturaleza de lo espiritual exige.

Además, ayuda a desmontar los prejuicios que rodean a la Umbanda, a causa de sus orígenes en medio de los pobres de la cultura popular, espontáneamente sincréticos. Que ellos hayan producido una significativa espiritualidad y hayan creado una religión cuyos medios de expresión son puros y sencillos revela cuán profunda y rica es la cultura de esos humillados y ofendidos, nuestros hermanos y hermanas. Como se decía en los inicios del cristianismo, que en su origen era también una religión de esclavos y marginalizados: «los pobres son nuestros maestros, los humildes, nuestros doctores».

Tal vez algún lector o lectora se extrañe de que un teólogo como yo diga todo esto que escribí. Únicamente le respondo que un teólogo que no consigue ver a Dios más allá de los límites de su religión o iglesia no es un buen teólogo. Sería más bien un erudito en doctrinas. Perdería la ocasión de encontrarse con Dios, que se comunica por otros caminos y que habla por diferentes mensajeros, sus verdaderos Ángeles. Dios desborda nuestras cabezas y nuestros dogmas.

Leonardo Boff
El encanto de los Orixás
2009-11-27