Ella dio un salto tan pronto vio al cirujano salir de la sala de operaciones
-¿Cómo está mi pequeño? ¿Está bien? ¿Cuándo lo puedo ver?
-Lo siento, hicimos lo que pudimos, pero él no lo resistió…
¿Por qué los niños enferman de cáncer? ¿Es que Dios no los cuida?
¿Dios, dónde estabas cuando mi niño te necesitaba?
-¿Quieres estar a solas con tu hijo? Le preguntó el cirujano. Una de las enfermeras te acompañará, antes de que lleven al niño a la Universidad.
Sally le pidió a la enfermera que se quedase con ella mientras se despedía de su pequeño.
Ella le acarició los cabellos.
-¿Te gustaría conservar un pedazo de su cabello? preguntó la enfermera.
Sally asintió, la enfermera cortó un pedazo de cabello, lo colocó en una bolsita y se lo entregó.
En ese momento Sally le contó que fue idea del propio niño donar su cuerpo a la Universidad para que lo estudiaran; me dijo que así podía ayudar a otros...
Primero me negué, pero Jimmy dijo: -Mamá, no lo voy a necesitar más cuando muera y tal vez pueda ayudar a otro niño a pasar un día más con su mamá.
Mi Jimmy tenía un corazón de oro. Siempre pensando y queriendo ayudar a los demás…
Sally caminó afuera del Children's Mercy Hospital por última vez, luego de haber pasado la mayoría de los últimos seis meses allí, colocó las pertenencias de Jimmy en el asiento del automóvil y se dirigió a casa.
Conducir hacia el hogar fue difícil, pero aún más difícil, fue entrar a la casa vacía...
Se dirigió con las pertenencias de Jimmy, hasta la habitación de su hijo y al entrar la tristeza que la invadió fue tan grande, que se dejó caer sobre la cama y abrazando su almohada, lloró hasta quedarse dormida.
Al despertar, notó que junto a ella había una carta, era una carta que le había dejado su hijo y comenzó a leerla:
Querida Mamá:
Sé que me vas a extrañar; pero no pienses que te olvidaré, o dejaré de amarte, sólo que no estaré físicamente a tu lado para decirte, que te amo.
Algún día nos volveremos a ver, si quieres mientras tanto adopta otro niño y así no estarás tan sola y triste. El podrá usar mi cuarto y mis viejos juguetes.
No estés triste pensando en mí. Éste es un lugar realmente maravilloso. La abuela y el abuelo me reconocieron tan pronto llegué y me mostraron este lugar tan hermoso, que no se puede explicar con palabras.
Se ven ángeles por todas partes… y ¿sabes? Jesús no se parece a ninguna de las imágenes que se ven de Él.
Aún así, tan pronto lo vi, lo reconocí, sabía que era él… Jesús mismo me llevó a conocer al Padre. Me sentó en su regazo y habló conmigo, como si yo fuera alguien muy importante.
Ahí fue cuando le dije que yo quería escribirte una carta y decirte cómo me siento ahora. Pensaba que no estaba permitido, ¿pero sabes qué mamá? Dios me dio papel y su lapicera personal para que yo pudiera escribirte.
Uno de los ángeles te llevó esta carta. Y Dios me dijo que aprovechara para contestarte una de las preguntas que le hiciste... ¿Dónde estaba Él cuando yo lo necesitaba?
Dios me dijo, que estaba a mi lado en el mismo lugar en el que estaba cuando Su hijo Jesús estaba en la Cruz.
Esta noche voy a sentarme a la mesa con Dios para cenar con Él. Estoy seguro que la comida será exquisita... Ah olvidé decirte que ya no tengo más dolores. Aquí no existen las enfermedades, estoy completamente sano. Así que estoy muy contento porque puedo jugar y correr…
Bueno, mamá, tengo que devolverle la lapicera a Dios, me despido y recuerda: Confía en el Señor, no dudes en tu corazón de su existencia, así un día podremos disfrutar juntos de estas maravillas para siempre.
Firmado: tu Jimmy.
PD. Mamá, es muy posible que otros no puedan leer esta carta que te he escrito y que para ellos sólo sea un trozo de papel en blanco. No te preocupes, es normal, porque esta carta es… sólo para ti.