21 julio 2008

LA VERDAD SOBRE EL ATENTADO DEL 11 DE MARZO

BORJA MARÍA ZALLANA DE LOS ACEBOS
19/07/2008
Cómo descubrir la verdad sobre el 11-M
Me van a perdonar que regrese una vez más sobre el manido asunto del 11 M, pero es mi deber como periodista, como hombre de derechas (es decir, de bien) y como miembro del PP continuar la lucha por la búsqueda de la verdad. La reciente sentencia del Tribunal Supremo no deja lugar a dudas. La justicia de este país no ha sido capaz de dilucidar quién o quiénes fueron los autores intelectuales de la masacre. Puede ocurrir que alguien piense que siempre es más sencillo descubrir y demostrar la autoría material, sobre todo si los susodichos son pillados o reconocidos in fraganti. El pensamiento, por su propia esencia etérea, resulta de más difícil demostración. Pero esta obviedad no nos ha de confundir y mucho menos alejar del verdadero motivo por el que la gran pregunta continúa sin respuesta. Y la no respuesta nos lleva un paso más allá, nos lleva a preguntarnos porqué tras tantas investigaciones ni las fuerzas de seguridad ni la justicia han sido capaces de descubrirla. Lo primero que han de hacer, amigos lectores, es preguntarse quién puede estar interesado en que no se descubra la verdad y si ese alguien tiene el poder necesario para interferir en la investigación. La simple respuesta aestas dos preguntas les pondrá en la senda que muchos de nosotros, encabezados por nuestros líderes Federico y Pedro J., hace ya mucho tiempo que comenzamos a recorrer. Como la mejor demostración de una fórmula es su puesta en práctica, les conmino a que la apliquen a cualquier caso judicial que se les pueda ocurrir. Cojamos, por ejemplo, el caso del robo de una joyería. Supongamos que la policía cree descubrir quienes son los ladrones y donde se encuentran escondidos, que los rodea, que se produce un tiroteo, y la mayor parte de la banda muere víctima del mismo. La policía descubre que el núcleo duro de la banda tenía unos compinches y sospechan que el cerebro del atraco no se encuentra entre los fallecidos. Las pistas que éste ha dejado llevan a su detención, pero no encuentran ninguna prueba material que lo vincule con el atraco, no es en vano que sea el cerebro de la trama. Los interrogatorios no sirven de mucho. Ante la posibilidad de pasar buena parte del resto de su vida en la cárcel, el presunto cerebro se niega a confesar la verdad. Llega el juicio y el juez lo tiene que liberar por falta de pruebas, en cambio condena a buena parte de los necesarios participantes en el atraco, de los que si se ha demostrado su participación. Apliquemos ahora nuestra fórmula. ¿Quién esta interesado en que no se descubra la verdad? ... Efectivamente: El Gobierno. Ya está, fíjense que sencillo. Uy, esperen, que creo que me liado. A ver si va a resultar que esta fórmula sólo sirve para los casos de atentados presuntamente islámicos. Les pregunto a Federico y Pedro J. y les respondo la próxima semana.

Genealogía Apellido Ortega


La casi totalidad de los genealogistas conceden al apellido Ortega un origen real. Se asegura que procede de los Duques de Bretaña, en Francia, desde donde, algunos caballeros de esta ilustre casa, pasaron a la Península en ayuda del rey don Ramiro II de León en su lucha contra los invasores moros, en el siglo X. Este rey, en agradecimiento a esta ayuda, dio en matrimonio a uno de aquellos caballeros a su hija doña Ortega Ramírez, cuyos descendientes adoptaron el nombre materno como apellido, cosa, por otra parte, muy usual en aquella época.

Todo lo anterior puede ser cierto o no, pero lo que sí es evidente es que los Ortega aparecen desde tiempos muy antiguos con casas solares en las montañas de Burgos y valle de Mena, así como en Carrión de los Condes, en la provincia de Palencia. Con posterioridad, este apellido, fue extendiéndose por ambas Castillas, así como por el resto de España, con especial incidencia en Andalucía.

Los Ortega también estuvieron presentes, desde el primer momento en el descubrimiento y posterior colonización del Nuevo Mundo. Durante varios siglos, los miembros de este ilustre linaje han ocupado un destacado papel en la historia patria, bien sea en puestos políticos, militares o religiosos, probando innumerables veces su hidalguía y limpieza de sangre en las Reales Chancillerías y Tribunales al efecto. Son numerosos los Ortega que ingresaron en las distintas Ordenes Militares.

Entre los conquistadores de la Nueva España puede, y debe citase, a don Juan de Ortega quien llegó con Hernán Cortés, primero como Paje y posteriormente alcanzó el cargo de Alcalde Mayor de la ciudad de Méjico, una vez conquistada la antigua capital del Imperio de los aztecas. Estuvo presente en todas las campañas y fue uno de los que más se destacaron en la batalla de Otumba, en la que resultó herido de gravedad. Por lo que se sabe de este personaje, fue hombre no solamente de armas sino un buen administrador como lo demostró al convertirse en Alcalde Mayor de la ciudad mejicana.

Pero no fue el anterior caballero el único que se distinguió en la conquista de la Nueva España: Don Alonso Ortega, natural de Portillo (Valladolid), que llegó en 1536, todavía a tiempo de tomar parte en los postreros combates de aquella conquista, participando en la pacificación de Jalisco, avecindándose después en la ciudad de Méjico, población en la que contrajo matrimonio, fundando familia Ortega en 1547; don Antonio de Ortega Guillén, natural de Guadalcanal (Sevilla), que llegó al Nuevo Mundo en 1540, y tomó parte en la pacificación de la Nueva Galicia, avecindándose después en la ciudad de Puebla, donde se casó, fundando otra línea de la familia Ortega.

Don Cristóbal Ortega, nacido en Jerez de la Frontera (Cádiz), que fue uno de los primeros de este apellido que llegó a Nueva España, ya que lo hizo en el año 1512, lo que le permitió participar en todas las campañas y fue uno de los sobrevivieron a la famosa "Noche Triste", en la cual Hernán Cortés y los restos de su ejército tuvieron que abandonar la capital de los aztecas, para reconquistarla después de siete meses de asedio. Estuvo en posesión de las Encomiendas de Tampala y Topia y falleció en el año 1545.

Otros Ortega que se destacaron en el Nuevo Mundo fueron don Juan Ortega y Montañez, Obispo de Durango en 1674, don Fernando Ortega Patiño, Contador del Tribunal de Cuentas en 1706 y don Lucas Ortega y Montañés, Relator de la Sala del Crimen de la Real Audiencia de Méjico en 1777.

Los miembros de este apellido que vistieron, hábito de las distintas Ordenes Militares, son innumerables. Se los encuentra en las de Alcántara, Montesa, Calatrava, San Juan de Jerusalén, Real Orden de Carlos III, etc. etc. Todos probaron debidamente su hidalguía y nobleza de sangre.

Otros Ortega se destacaron también en el Nuevo Mundo, y por citar un ejemplo mencionaremos a don Mariano Ortega y Mariño, capitán y prócer de la independencia colombiana que fue Edecán del presidente de la República de aquél país, don Francisco de Paula y Santander, nacido en Bogotá en el año 1804.

Don Juan de Ortega y Sousa, nacido el año 1628, capitán del ejército de España que fue Sargento Mayor del Virreinato de la Nueva España, de quien se dice era tan diestro con la espada que era capaz de enfrentarse a tres reputados espadachines y salir vencedor del lance.

En España y como ya ha quedo dicho, los numerosos miembros de este apellido que se hicieron notar por su valía, partiendo de la Reconquista, es tan extensa que resulta prácticamente imposible reseñarlos a todos.

Pero sí es de justicia citar también a otro miembro del apellido don Juan Ortega Montañés que fue prelado y administrador, y al cual hemos citado antes de pasada. En 1662 fue nombrado Fiscal de la Santa Inquisición de Nueva España para posteriormente desempeñar los obispados de Guadiana, Guatemala y Miochoacán. Fue nombrado virrey interino y durante su mandato favoreció la instalación de los jesuitas en California. Posteriormente se le nombró Arzobispo de Méjico y otra vez tomó a su cargo el virreinato que desempeñó hasta 1701.