15 noviembre 2009
EL PLACER ESTA EN TUS MANOS
Bastantes de mis clientes os dirigís a mí inquietos por la polémica en torno al Taller de Educación Sexo-Afectiva de la Junta de Extremadura, que algunos dan en llamar Taller de Masturbación.
Habéis pasado de la vieja cuestión ¿porqué decimos amor cuando queremos decir sexo?, a esta nueva encrucijada: ¿por qué hablar de sexo cuando queremos decir pajuela?
No os turbéis, fijaos en la sabiduría del lema El placer está en tus manos, que con tanta fruición practican nuestros gobernantes, tal como se aprecia en la foto superior. Y atended a los contenidos del taller extremeño.
¿Qué nos dicen, desde su creatividad, las artífices del programa El placer está en tus manos, Laura Garrido y María José Pulido? Pues muy sencillo, que hay que disponer de las herramientas adecuadas:
“La sexualidad se manifiesta en todas las edades −aseguran las referidas− aunque es durante la adolescencia cuando adquiere mayor importancia (…) por lo que es esencial adoptar un papel activo en su educación sexual. Es por tanto, también necesario aportarles las herramientas necesarias para que se sientan mejor con su propio cuerpo”.
¿Lo véis? Es tan sutil y científico el taller sexo-afectivo de la Junta de Extremadura, que os aconsejo que os apuntéis a alguna de sus sesiones ya que además “la metodología del taller será activa y participativa en todo el desarrollo del taller, favoreciendo la participación e implicación de las y los participantes”.
Es decir, no hay discriminación por sexo y sólo tendréis que hacer un esfuerzo para entender el lenguaje empleado en esas sesiones: “Se intercambiará una metodología expositiva y una metodología vivencial y activo-participativa, adaptándose en todo momento a la situación específica del grupo en general y de cada una de las y los participantes”.
O sea, que ¡hale, manita! y todas y todos contentos. Como las ministras y ministros del collage fotográfico.
Fuente:La Vinagreta.
CAMPS Y LAS HISTORIAS DEL ABUELO
Aunque Paco ya les ha pedido perdón por el exabrupto del otro día, no está de más que lo repita yo desde esta humilde tribuna. Al pobre Paco, con las barbaridades que se han dicho sobre él, está que no le llega la camisa (de Milano, se entiende) al cuerpo, y es normal que la mente le haya jugado esta mala pasada, retrotrayéndolo a las viejas historias de la infancia. Como aquellas que contaban entre risas nuestros abuelos, que no los suyos, sobre noches oscuras, camionetas, cunetas y tiros en la nuca.
También puede parecerles a alguno de ustedes un viaje al pasado el último comunicado de la Conferencia Episcopal, que amenaza de excomunión a quienes participen en un aborto, pero no lo es en absoluto. Bien al contrario, la Iglesia, afortunadamente para los creyentes, está siempre al día de lo que sucede en la sociedad. Como lo demuestra el hecho de que no hayan dejado pasar la barbaridad que pretende la Junta de Extremadura con sus talleres de educación sexual, que el pueblo ya ha bautizado, con su habitual gracejo, como “talleres de masturbación”.
Pero ¿dónde se ha visto semejante despropósito? ¿Qué pretenden hacer con nuestros niños y adolescentes? Es mentira que en este bendito país no haya existido hasta ahora educación sexual. La hemos recibido desde siempre, pero de una manera discreta, recatada y con la guía de verdaderos expertos en el tema. Los que hemos ido a colegio religioso, lo sabemos muy bien. Cuando teníamos un problema se iba al confesionario, se contaba la duda o el pecado, se respondía a las numerosas preguntas que nos hacía el sacerdote, y no sólo se recibía el consejo de un hombre sabio y experto, si no que los más agraciados disfrutábamos de su comprensión y de todo su cariño. Un cariño que dudo que les puedan ofrecer unos monitores formados por Dios sabe que extravagantes teorías freudianas.
BORJA MARÍA ZALLANA DE LOS ACEBOS
También puede parecerles a alguno de ustedes un viaje al pasado el último comunicado de la Conferencia Episcopal, que amenaza de excomunión a quienes participen en un aborto, pero no lo es en absoluto. Bien al contrario, la Iglesia, afortunadamente para los creyentes, está siempre al día de lo que sucede en la sociedad. Como lo demuestra el hecho de que no hayan dejado pasar la barbaridad que pretende la Junta de Extremadura con sus talleres de educación sexual, que el pueblo ya ha bautizado, con su habitual gracejo, como “talleres de masturbación”.
Pero ¿dónde se ha visto semejante despropósito? ¿Qué pretenden hacer con nuestros niños y adolescentes? Es mentira que en este bendito país no haya existido hasta ahora educación sexual. La hemos recibido desde siempre, pero de una manera discreta, recatada y con la guía de verdaderos expertos en el tema. Los que hemos ido a colegio religioso, lo sabemos muy bien. Cuando teníamos un problema se iba al confesionario, se contaba la duda o el pecado, se respondía a las numerosas preguntas que nos hacía el sacerdote, y no sólo se recibía el consejo de un hombre sabio y experto, si no que los más agraciados disfrutábamos de su comprensión y de todo su cariño. Un cariño que dudo que les puedan ofrecer unos monitores formados por Dios sabe que extravagantes teorías freudianas.
BORJA MARÍA ZALLANA DE LOS ACEBOS
LA IGNORANCIA, INMEJORABLE SUSTRATO PARA LA FE
En éstos impíos días que corren, la ignorancia acostumbra a verse de forma equivocadamente peyorativa, cuando en realidad prácticamente sólo tiene virtudes. Porque, queridos feligreses, ya iba siendo necesario éste sentido alegato en defensa de la ignorancia.
Es gracias a ella, que la mente humana carece del criterio necesario para distinguir lo absurdo de lo razonable, actuando de catalizador en la búsqueda de explicaciones mitológicas y místicas tanto para los fenómenos más cercanos como para las grandes dudas trascendentales. De ésta forma las respuestas más simples y absurdas resulten suficientes y reconfortantes para el ser humano.
Existe una relación inversa entre el grado de cultura de un pueblo y su religiosidad. Es la desmedida demanda que genera la incultura la responsable directa de la enorme proliferación de templos de las más diversas religiones así como de la práctica de todo tipo de rituales de magia negra y brujería, en las áreas del planeta con mayor analfabetismo. Dichos rituales mágicos acostumbran además a mezclarse de manera completamente indiscriminada con los religiosos gracias a la ausencia de las ataduras que produce la razón. Pese a que no es del agrado de Mi Iglesia tal hibridación de fenómenos místicos, es de comprender que tan fundamentados están unos como otros y que es prácticamente imposible separarlos sin menoscabar la credibilidad de ambos por igual. Es, por lo tanto, mucho más conveniente echar mano de la santa hipocresía, ignorar los aspectos negativos y limitarse intentar destilar la fe correcta gota a gota mediante el adoctrinamiento. Dicho adoctrinamiento es, además, indispensable en el lamentable caso de que la ignorancia haya sido usada ilegítimamente por otras confesiones religiosas fraudulentas. Podría pensarse que adoctrinar en el fondo es educar, con los incovenientes que ésto origina pero, ante todo, quiero dejar bien claro que la educación basada en adoctrinamiento religioso no es otra cosa que la consolidación y amurallamiento de la ignorancia. En el caso de los que adoran falsos dioses supone además su encauzamiento.
Con el avance de la cultura tanto la religión como el resto de prácticas supersticiosas van gradualmente dejando de ocupar tan significativo papel en el día a día. El hecho de que la fe no desaparezca completamente en los países más desarrollados tiene mucho que ver con la necesidad que tienen sus habitantes de creerse elegidos por mí y por lo tanto superiores, además de por la omnipresente visceral necesidad de mi existencia. En cualquier caso dichas necesidades sólo sirven por lo general para el mantenimiento de una religiosidad comparativamente mucho más atenuada, más desapasionada y menos absorbente que la existente allí donde predomina la ignorancia más absoluta.
Por otro lado, es completamente necesario, para la salvaguarda de la fe, el intentar frenar todo avance racionalista y del conocimiento. Aunque resulte indudable el que eso es cada vez más difícil, también lo es que afortunadamente el saber es prácticamente ilimitado y que siempre quedará algún oscuro reducto de ignorancia y de falta de explicaciones en el que refugiarse, y al que apelar obstinadamente en la defensa de las respuestas religiosas. Es completamente necesario recrearse y revolcarse en la ignorancia tan gozosamente como lo haría un puerco en el barro, para defender mi propia existencia sin albergar duda alguna, de igual forma que la del resto de fenómenos místicos, supersticiosos y para-anormales.
Otro aspecto que debe llenar de regocijo vuestros corazones es que la ignorancia genera oscurantismo y éste a su vez ignorancia en un proceso retroalimentado y constante de generación de fe.
Resulta maravilloso ver cómo la religiosidad arraiga poderosa en el inmejorable sustrato de la ignorancia, siendo indudablemente en ella donde crece más fuerte y vigorosa. Es, por lo tanto, un valioso don divino, sin la que la persona muy difícilmente pueda llegar a experimentar la más completa plenitud de la fe y sin la que nunca habría alcanzado su privilegiada situación de poder Mi Santa Iglesia.
Es gracias a ella, que la mente humana carece del criterio necesario para distinguir lo absurdo de lo razonable, actuando de catalizador en la búsqueda de explicaciones mitológicas y místicas tanto para los fenómenos más cercanos como para las grandes dudas trascendentales. De ésta forma las respuestas más simples y absurdas resulten suficientes y reconfortantes para el ser humano.
Existe una relación inversa entre el grado de cultura de un pueblo y su religiosidad. Es la desmedida demanda que genera la incultura la responsable directa de la enorme proliferación de templos de las más diversas religiones así como de la práctica de todo tipo de rituales de magia negra y brujería, en las áreas del planeta con mayor analfabetismo. Dichos rituales mágicos acostumbran además a mezclarse de manera completamente indiscriminada con los religiosos gracias a la ausencia de las ataduras que produce la razón. Pese a que no es del agrado de Mi Iglesia tal hibridación de fenómenos místicos, es de comprender que tan fundamentados están unos como otros y que es prácticamente imposible separarlos sin menoscabar la credibilidad de ambos por igual. Es, por lo tanto, mucho más conveniente echar mano de la santa hipocresía, ignorar los aspectos negativos y limitarse intentar destilar la fe correcta gota a gota mediante el adoctrinamiento. Dicho adoctrinamiento es, además, indispensable en el lamentable caso de que la ignorancia haya sido usada ilegítimamente por otras confesiones religiosas fraudulentas. Podría pensarse que adoctrinar en el fondo es educar, con los incovenientes que ésto origina pero, ante todo, quiero dejar bien claro que la educación basada en adoctrinamiento religioso no es otra cosa que la consolidación y amurallamiento de la ignorancia. En el caso de los que adoran falsos dioses supone además su encauzamiento.
Con el avance de la cultura tanto la religión como el resto de prácticas supersticiosas van gradualmente dejando de ocupar tan significativo papel en el día a día. El hecho de que la fe no desaparezca completamente en los países más desarrollados tiene mucho que ver con la necesidad que tienen sus habitantes de creerse elegidos por mí y por lo tanto superiores, además de por la omnipresente visceral necesidad de mi existencia. En cualquier caso dichas necesidades sólo sirven por lo general para el mantenimiento de una religiosidad comparativamente mucho más atenuada, más desapasionada y menos absorbente que la existente allí donde predomina la ignorancia más absoluta.
Por otro lado, es completamente necesario, para la salvaguarda de la fe, el intentar frenar todo avance racionalista y del conocimiento. Aunque resulte indudable el que eso es cada vez más difícil, también lo es que afortunadamente el saber es prácticamente ilimitado y que siempre quedará algún oscuro reducto de ignorancia y de falta de explicaciones en el que refugiarse, y al que apelar obstinadamente en la defensa de las respuestas religiosas. Es completamente necesario recrearse y revolcarse en la ignorancia tan gozosamente como lo haría un puerco en el barro, para defender mi propia existencia sin albergar duda alguna, de igual forma que la del resto de fenómenos místicos, supersticiosos y para-anormales.
Otro aspecto que debe llenar de regocijo vuestros corazones es que la ignorancia genera oscurantismo y éste a su vez ignorancia en un proceso retroalimentado y constante de generación de fe.
Resulta maravilloso ver cómo la religiosidad arraiga poderosa en el inmejorable sustrato de la ignorancia, siendo indudablemente en ella donde crece más fuerte y vigorosa. Es, por lo tanto, un valioso don divino, sin la que la persona muy difícilmente pueda llegar a experimentar la más completa plenitud de la fe y sin la que nunca habría alcanzado su privilegiada situación de poder Mi Santa Iglesia.
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