18 octubre 2009

LA CAPACIDAD DE LAS CELULAS DEL UTERO

«El milagro no fue descubrir la capacidad de las células del útero, sino hacerlo con dos duros»
CHELO TUYA | GIJÓN
«El laboratorio que nos apoya lleva tres años en quiebra técnica. Sin tres millones, no podremos seguir».«No digo que sea la cura del cáncer, el alzheimer o la esclerosis, pero sí que le hemos abierto la puerta».
FRANCISCO VIZOSO

Personal: nació en Maniños (Coruña) hace 50 años. Padre de un hijo de 17 años que seguirá sus pasos, es cirujano por vocación e investigador por pasión.
Profesional: dirige la Unidad de Investigación del Hospital de Jove donde, con el apoyo de la empresa Projech, acaban de descubrir importantes cualidades de las células madre del útero. De ellas pueden surgir los fármacos que permitan curar el alzheimer, la esclerosis múltiple o metástasis cancerígenas.
«Si no hay dinero, yo no me iré a Houston, pero Projech sí. Gijón no puede perder este tren. No vendrá otro»
«Más que la religión, en este país el freno a la investigación es la falta de financiación, y no puede seguir así».
Con el apoyo de la empresa Projech, acaba de sorprender al mundo con su descubrimiento de que las células madre del útero tienen capacidad curativa para enfermedades como el alzheimer, la esclerosis o la metástasis del cáncer. Sin embargo, Francisco Vizoso no gritó '¡eureka!' en un elitista laboratorio de americano, sino en el Hospital de Jove, centro donde, además de trabajar como cirujano, dirige la Unidad de Investigación. Su extremada prudencia no le impide alertar de que el paso dado es muy importante, pero apunta que todo puede quedar en nada si no hay apoyo económico para seguir la investigación. Según sus cuentas, para que la hipotética cura de estas enfermedades, ahora mortales, se convierta en realidad y, de paso, convertir a Gijón en el centro de la industria biotecnológica, sólo son necesarios tres millones de euros.
El mundo mirando hacia los Estados Unidos a la espera de avances sobre las células madres y la respuesta estaba en Jove.
-Bueno, es que aquí hemos contado con el apoyo incondicional, arriesgado y genial de la empresa Projech, que desde el principio apostó por nosotros. Afortunadamente, después de años de trabajo muy duro y con pocos medios, hemos podido descubrir la capacidad curativa de las células madres del útero.
-No se lo tome a mal, pero sorprende que no haya sido un gran laboratorio, con muchos medios, el que lo haya logrado.
-Lo entiendo. El milagro no fue descubrir la capacidad de las células madre del útero, sino hacerlo con dos duros. Nadie sabe que Projech ha estado tres años en quiebra técnica, que aquí no se invierte en investigación y que, a pesar de lo que hemos descubierto, si no hay financiación no podremos seguir.
-¿De cuánto dinero habla?
-No más de tres millones de euros.
-¿Está diciendo que con tres millones de euros puede tener cura para el alzheimer, las metástasis tumorales, la infertilidad o lograr que quien ahora no camina lo haga?
-Yo no digo que sea la cura de todas esas enfermedades, gravísimas y, hasta ahora, huérfanas de cura. Lo que sí digo que es que hemos abierto la puerta para hacerlo. Es un gran paso el que hemos dado, pero no es la meta. Ahora queda lo más importante, dos años de investigación.
-¿Por qué dos años?
-Es el tiempo mínimo para hacer los ensayos clínicos necesarios que permitan elaborar los medicamentos. Y es poco, ya que se trata de células humanas. Para un medicamento normal, producido por sustancias ajenas al organismo, el plazo mínimo es de seis o siete años.
-¿No se puede recortar?
-No, hay que ser realista. Es un trabajo muy riguroso el que hay que realizar y por eso los tiempos son los que son.
-Si logran los tres millones, ¿en dos años sí tendrá la cura para esas enfermedades?
-No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que hemos comprobado capacidades desconocidas en estas células, que hemos hecho heridas a ratas y que, con una inyección de células, se han curado, y que ahora queremos seguir investigando.
-¿Cómo es posible que de una misma célula se hallen soluciones tan diversas? Parece la panacea.
-Pues sí, puede ser la panacea, porque hemos descubierto que esas células son capaces de transformarse en neuronas, tejido óseo, o muscular. Además, que producen sustancias muy importantes. Es un mundo nuevo de la medicina el que se abre. Es apasionante.
-¿Hay posibilidad de que no se continúe con el proyecto?
-De que no se continúe en Gijón. Porque, la puerta que hemos abierta pueden seguirla, sin duda la seguirán, otros investigadores.
-¿De que le fichen en Houston?
-Yo no me iré a Houston, pero Projech sí podría irse. Esta es una oportunidad importantísima para Gijón, que puede convertirse en el centro de las empresas de biomedicina. Es un tren que no puede perder, porque no vendrá otro.
-¿Qué plazo hay?
-Dos meses. Antes de fin de año tenemos que contar ya con ese dinero. Por eso hago un llamamiento a la responsabilidad de todos. No podemos parar ahora.

JOAN LAPORTA, GRACIAS POR EXISTIR

Quizá a alguno de ustedes, sobre todo si están poco avezados en la intríngulis política, les llame la atención que un hombre de derechas y españolista como yo, dé las gracias a alguien aparentemente tan distinto como el presidente del F.C. Barcelona. Pero verán como no tardarán mucho en entender el motivo de mis congratulaciones, cuando les descubra que en realidad somos casi la misma persona.

Para comenzar, y no es algo superficial en absoluto, los dos somos de clase alta. Yo por nacimiento, él por advenimiento, pero alta al fin y al cabo. Eso nos da una perspectiva que hace que afrontemos la vida de una manera diferente. Vivimos en una especie de atalaya construida por encima de las gentes de clase media y baja, que nos permite divisar la inmensidad del bosque, mientras ustedes luchan por distinguir el mísero árbol que tienen poco más allá.

Ambos somos nacionalistas, él catalán, yo español. Al fin y al cabo una simple diferencia de tamaño (de país, aunque en verdad, y aunque me esté mal decirlo, yo sea bastante más alto que Jan). Pero en esencia, como todos los nacionalistas, pensamos exactamente igual. Los dos nos emocionamos con himnos y banderas, y encontramos la fuerza que guía nuestras vidas en la creencia de que pertenecemos a una comunidad que no sólo nos hace sentir fuertes, si no para la que somos, desde la ya mencionada atalaya, una luz que guía e ilumina a los de abajo (ustedes, para más señas).

Y, porque no reconocerlo, ambos hemos convivido con naturalidad, sin odio ni aspavientos, con el franquismo. Yo desde las raíces mismas de mi partido, él desde la familia. Es motivo de admiración que un catalanista que marcha al frente, antorcha en mano, de un partido en teoría de izquierdas, como Esquerra Republica, hubiera escogido para su junta directiva y para su mesa de Navidad, a un franquista que haría sonrojar con sus ideas a nuestro admirado Presidente Fundador.

Pero no le doy a Jan las gracias por ser como es, si no por el simple hecho de existir. Qué sería de lo que él denomina la “caverna españolista”, si no existiera el pozo catalanista. Sin gente como él, ¿cómo iban ustedes a creerse la amenaza del separatismo? Y sin nosotros ¿qué enemigo se habría de buscar Jan para justificar la terrible opresión en la que vive Cataluña? Nosotros les damos en Cataluña los votos que ellos nos ceden con inmensa generosidad en el resto de España. Y ustedes, sean nacionalistas de un país pequeño o grande, sobre todo no dejen de seguir ciegamente nuestras antorchas, no importa si es una u otra, lo importante es que no se dispersen y les dé por descubrir que se puede vivir en otras zonas del bosque, del bosque que pertenece a los de la atalaya
BORJA MARÍA ZALLANA DE LOS ACEBOS

MEMORIA DEL HUMEDAL MANCHEGO

Julio Escuderos, el hombre que pescaba cangrejos en Daimiel rememora el humedal manchego, el desastre ecológico.

Si alguien de otro continente que no conociera la historia de La Mancha húmeda aterrizara por casualidad en la casa de Julio Escuderos no creería ni una palabra de lo que dice. La casa, blanca, de una sola planta, pequeña, modesta, está situada en el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, en Ciudad Real. Se encuentra en medio de un secarral, en una zona que se alza un poco respecto al resto. La vegetación lo tapa todo. Pero Julio da fe de que esto no era así y de que no debería serlo. "Esto era una maravilla", señala el terreno yermo: "La laguna llegaba hasta esta pared de la casa y salíamos en barca casi desde la puerta. Todo estaba lleno de agua, cangrejo del bueno, del de aquí, carpas y lucios. Había ojillos por los que salía el agua en todas partes. Y cuando íbamos con el carburo a pescar de noche bebíamos directamente del Guadiana".

"La laguna llegaba hasta la casa y salíamos en barca desde la puerta"

Ahora, la turba arde bajo el suelo a la espera de un caudal que lo inunde todo
Julio es el último pescador de las Tablas de Daimiel. A sus 81 años se ha convertido en el testigo vivo del desastre colectivo que suponen la desecación de las lagunas y, desde agosto, el incendio subterráneo que corroe las entrañas del parque.

Ahora, la barca verde de quilla plana con la que se movía entre la masiega está recostada en la pared de la cochera. "Tenía dos. Esta me la hizo un carpintero de Daimiel, que en paz descanse". Ya es sólo un adorno que empieza a descascarillarse. ¿De qué sirve una barca en tierra seca?

El parque nacional tiene 1.600 hectáreas inundables y sólo 10 están encharcadas. Y gracias a dos pozos que extraen agua del acuífero para engañar la mirada del turista. Daimiel es, en teoría, una de las 17 joyas de la naturaleza española.

La historia de las Tablas comenzó a torcerse hace décadas. "En los setenta ya vi yo que esto no iba bien. Trajeron las máquinas para desecar el Guadiana. Perdone, pero yo hablo del Guadiana, no del parque, que vino después", aclara. Franco lanzó un plan en 1956 para desecar La Mancha Húmeda y convertirla en regadíos. "Cavaron canales, tiraron los molinos y el agua ya corría como una flecha".

En el libro La España inexplorada, Abel Chapman y Walter J. Buck, dos cazadores británicos que recorrieron el país, ya describen cómo la familia Escuderos, padre y abuelo de Julio, guardaba las Tablas de los bandoleros y protegían la caza. Junto a los García Consuegra forman la memoria del parque.

En aquel lugar rebosaba el acuífero 23 y se juntaba con las aguas del Guadiana y el Cigüela. En 1973 ya eran parque nacional y desde entonces la UE y la Unesco han reconocido su valor como humedal. "Aquí sacábamos más de 7.000 kilos de cangrejo y vivía mucha gente. Era una mina de oro hasta que llegaron los pivots", el sistema de riego por aspersión que invade la zona.

Las Tablas se secaron en los ochenta y en los noventa. Y siempre se recuperaron. Pero esta vez puede ser distinto. "La gente cree que esta vez también se van a recuperar. Pero antes había agua a muy pocos metros de profundidad", explica Luis Moreno, del Instituto Geológico y Minero de España. Ahora, bajo las Tablas, el acuífero está a 26 metros y en otras partes mucho más profundo. El déficit acumulado es de 3.000 hectómetros (como tres veces el derogado trasvase del Ebro).

Conforme el agua bajaba, los pescadores se fueron yendo. Sólo quedó Julio, que acabó contratado por el parque. "Otros tenían menos maña con las carpas y los barbos, pero a mí me gustaba, y no me fui". Se pone malo con el regadío que roba el agua: "Vivo penando y siempre penando".

Tras cinco años sin agua, el parque ha dado un nuevo salto hacia el abismo. La turba del subsuelo acumulada en 300.000 años ha entrado en autocombustión, algo que sólo ocurre en casos de extrema sequía. El fenómeno era habitual fuera del parque, en el cauce seco del Guadiana, donde se ven las fumarolas y los carteles avisan del peligro de la turba ardiendo. Un incendio en agosto en superficie pasó a la turba. Los agujeros del suelo lanzan humo de forma irregular. Uno puede estar en la superficie y no sentir calor, pero al acercar la mano a los huecos hay que retirarla inmediatamente por la elevada temperatura que desprende.

Dentro del parque, una pala mecánica chafa el terreno para ahogar el oxígeno que alimenta las brasas y dos sondeos de emergencia lanzan agua sobre el terreno. Todo es inútil ante un incendio subterráneo como este. Sólo inundar el parque lo sofocaría. Algo que el Ejecutivo espera conseguir en enero con un trasvase de emergencia desde el Tajo, tras acelerar las obras de la tubería de la llanura manchega (un trasvase del Tajo al Guadiana para abastecimiento). Julio es escéptico. Lleva años escuchando planes y más planes. Alza las cejas: "Si traen agua esto se recupera. Pero si la traen será para los pivots".

Los agricultores se defienden atacando. José María Fresneda, secretario de Asaja en la región, admite que "las Tablas se están cociendo por dentro" pero niega la responsabilidad. "Había un plan, el del Alto Guadiana, que pactamos 2007 y que el Gobierno está incumpliendo. Sin ese plan no se pueden recuperar las Tablas y va a haber un conflicto social". El plan, de 3.000 millones durante 20 años, contemplaba enormes partidas para comprar derechos de agua a los regantes para que cambiaran de cultivos. Pero el Gobierno considera que los 150 millones anunciados para 2010 son excesivos y que de nada servirían si la Junta de Castilla-La Mancha no impulsa la reconversión agrícola. La comunidad, por su parte, exige al ministerio que acelere la inversión en el plan. Los regantes critican al ministerio y los ecologistas, a la comunidad. Y el Guadiana sigue seco.

Daimiel es el Mar de Aral español. Si en la antigua URSS fue el cultivo del algodón en Uzbekistán y Kazajistán lo que secó la inmensa laguna, aquí han sido los pivots. La historia se repite y se repetirá. En unos años habrá un reportaje como este sobre Doñana (Huelva) donde el cultivo de la fresa amenaza las lagunas del parque nacional. Allí habrá otro Julio que recuerde lo que fue.
RAFAEL MÉNDEZ - Daimiel - 17/10/2009