El año pasado sólo se ordenaron 162 sacerdotes en todo el país y en un cuarenta por ciento de las diócesis no hubo ninguna incorporación.
La Iglesia celebra la Semana Santa, una de las citas religiosas más importantes del año, con cifras preocupantes para el futuro de la función sacerdotal en España. La caida en las vocaciones no garantiza el relevo generacional en un colectivo, el de los sacerdotes, cuya edad media ronda los 64 años. Los fallecimientos duplican los nuevos ingresos, sin contar los casos de quienes abandonan el sacerdocio, lo que supone un descenso anual en torno a los 200 curas cada año en España.
El número de seminaristas (1.227 en todo el país) volvió a caer el año pasado en un 3 por ciento, con lo que la cifra de nuevos sacerdotes se ha reducido más de un cuarenta por ciento en la última década.
Por diócesis, las que mejor resisten la crisis de vocaciones son Madrid, con 125 seminaristas, seguida por Toledo (79), Getafe (50) y Valencia (44). Sin embargo, hay 32 diócesis (un 40 por ciento del total) en las que el año pasado no se ordenó ni un sólo sacerdote, entre ellas algunas como Albacete, Avila, Bilbao, Canarias, Girona, Lleida, San Sebastián, Salamanca, Segovia, Valladolid, Vitoria, Tui o Zamora. Además, casi la mitad de quienes ingresaron en el seminario acabaron abandonando antes de completar sus estudios.
Un cura para atender 25 parroquias
La situación tiene consecuencias prácticas en muchas parroquias, sobre todo del ámbito rural, donde los sacerdotes deben multiplicarse para atender a sus feligreses. "Hay algunos que tienen que atender hasta 20 ó 25 pueblos", explica el rector del Seminario San José de Burgos, Fernando Arce. "Hay mucha necesidad de sacerdotes y esto nos obliga a pensar fórmulas para hacer frente a esta nueva situación".
Por su parte, el Obispo de Tarrasa y presidente de la comisión episcopal de Seminarios, Angel Luis Sáinz Meneses, asegura que la crisis de vocaciones se debe a varios factores, entre ellos la caída de la natalidad y la secularización creciente que vive la sociedad española. "En una época de consumismo y materialismo, quizá no todos están dispuestos a asumir una vida de compromiso y sacrificio personal", explica Meneses que también destaca el "cambio en el perfil del seminarista español". "Ahora ingresan más mayores que antes, entre los 25 y los 30 años, la mayoría con estudios universitarios e incluso experiencia laboral previa".
Los sectores progresistas y los cristianos de base reclaman autocrítica a la Iglesia en unos mensajes cada vez -dicen- más alejados de la sociedad.