08 septiembre 2009

LA POLICIA DESCUIBRE LOS ZULOS DEL PP

La policía descubre los zulos del PP.
Por Manolo Saco

La escalada de los paranoicos está alcanzando una de sus cimas. Según los populares (populares por sus dislates), hemos pasado de una dictadura socialista a un régimen de terror. Supongo que la siguiente será justificar un golpe de estado. Es propio de los partidos anti sistema, como ETA o el PP, copiarse los métodos de lucha política, como acusar de persecución y tortura a policías, jueces y fiscales. O la utilización del secuestro.

El PP ha secuestrado el diccionario y pide un rescate colosal (digo, coloxal) para dejarlo en libertad: que le permitamos de una vez ganar las elecciones generales. Con el diccionario secuestrado, la de Franco no fue una dictadura, sino un estado de “extraordinaria placidez”, mientras las democracias en las que ellos no gobiernan se convierten en dictaduras. No se podía esperar otro comportamiento de los hijos ideológicos de aquellos rebeldes que ejecutaron por rebelión a los militares que se negaron a unirse a la rebelión. Ya desde entonces, desde que a las dictaduras suyas las denominaban democracias orgánicas, el diccionario padece un trastorno bipolar grave que puede empeorar bajo la tortura del secuestro.

Los policías, los fiscales y los jueces se han encontrado con que los zulos del PP rebosan de corruptos, material explosivo utilizado para colocar bombas lapa en los bajos del estado de derecho. Porque no hay bomba más destructiva para la democracia que extender la especie de que no importa la corrupción de los políticos, porque el cohecho y la prevaricación vienen con premio, recaban más votos.

El PP dice vivir bajo un estado de terror porque las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado (si no digo lo de las fuerzas y cuerpos, reviento) les han descubierto un sinfín de zulos cuyas pistas pueden llevar al meollo de la financiación ilegal de todo el partido. Y hay que comprenderles. Porque en los estados de derecho los chulos de puta, los terroristas, los violadores, los maltratadores, los ladrones y los prevaricadores viven todos ellos bajo un estado de terror, a la espera de que algún juez amigo les inyecte un sedante.

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