Aunque parezca increíble, la política seguida por la Organización Mundial de la Salud y por el Ministerio y las Consejerías de Sanidad de España sugiere ignorancia, irresponsabilidad, maldad y/o malicia. Así: El nombre, gripe A, que desvía la atención de su origen, los cerdos de EEUU (no Méjico). Es gripe porcina.
La confusión continua entre contagiosidad y gravedad. Es una gripe más suave que la gripe estacional. Al relatar "en directo" cada muerte por gripe A se olvida que en España llegan a morir cada día más personas de gripe estacional que en este medio año de gripe A. Además, tenemos la experiencia del invierno austral que confirma la benignidad de la gripe A.
Las continuas insinuaciones de "olas" de contagio, de "posibles mutaciones", de "creciente agresividad", en contra de los datos históricos de las pandemias gripales desde 1510 a la actualidad. Organizar los servicios con esas insinuaciones es como preparar mañana la Tierra por si nos invade Marte. Se están empleando ingentes recursos que se detraen de la atención de pacientes sin gripe A. Es una imprudencia, cuando menos.
El uso de porcentajes, que ponen la amenaza de muerte por gripe A en la nuca de jóvenes, niños, embarazadas y obesos cuando en realidad la mortalidad en estos grupos será menor (en cifras absolutas) que en la gripe de todos los años.
Se promociona el diagnóstico rápido, el tratamiento antiviral, la vacuna y la mascarilla si hablar de su escasa eficacia y de sus efectos adversos. La vacunación contra una versión previa de esta gripe A, gripe porcina de EEUU, en 1976, desencadenó tal epidemia de afectación neurológica que hubo que parar la campaña (fue peor el remedio que la enfermedad).
El olvido del poder de la atención clínica y de los antibióticos para atender a los pacientes con complicaciones. El desarrollo e implantación de protocolos de aislamiento y separación de enfermos, sin fundamento científico.
El olvido de los marginados, hacinados, desnutridos y pobres, cuando ya sabemos que son los verdaderos "grupos de riesgo".
*Juan Gérvas es médico de familia y profesor de Salud Pública en la UAM
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