29 junio 2009

MONSTRUOS INVENTADOS

Monstruos inventados, advenedizos, y otros personajes secundarios.
La escisión de Losantos es otro reducto muerto de la legislatura de la crispación.

La saturación de informaciones a la que estamos sometidos en la actualidad, junto con la gravedad de la situación económica y social, probablemente sean la causa de que a más de uno se le haya olvidado lo que sucedió la legislatura pasada. De 2004 a 2008 no fueron ni la “recesión”, ni la “crisis”, ni los “rescates millonarios”, ni siquiera la “morosidad”, los principales protagonistas. Un solo término se erigió como decisivo a la hora de catalogar dicho período de tiempo: la crispación, y así se justificó gran parte de las decisiones políticas que entonces se tomaron.
La crispación consistía en un destructor clima de opinión y de discusión que se había convertido en toda una forma de hacer política. De este modo, los dos principales partidos perdieron las formas, y ciertos medios de comunicación contribuyeron al espectáculo, bajando el listón de sus informaciones y, en muchos casos, haciendo valer la siguiente regla: a partidos e iniciativas populistas no se les sirve mejor que a través de periódicos y medios de comunicación amarillos.

Nuevos personajes
Este espectáculo –en una legislatura sin apenas atentados de ETA y con un crecimiento del PIB del 3% aproximadamente- supuso un auténtico filón para determinados medios y profesionales de la comunicación y la vida pública en general que fabricaron el mensaje que el descrito caldo de cultivo político estaba pidiendo a voces. La sociedad española se llenó de nuevos personajes.

Moa, Ciutadans, Alcaraz…
De este modo, la catalanofobia –Estatut, Maragall, Rovira- engendró la solución Ciutadans; el “proceso de rendición” ante ETA –connivencia con el 11-M, entrega de Navarra y, sobre todo, negociación- llevó consigo la radicalización de movimientos que, como la AVT y el Foro Ermua, habían cumplido hasta el momento una función muy distinta en la democracia; la Ley de la Memoria Histórica levantó a algún Pío Moa que otro, pero, sobre todo, a grupúsculos de extrema derecha que creyeron llegado el momento de volver a lucir los emblemas del imperio.

Antiguos papeles de reparto
Del mismo modo, personajes advenedizos como Rosa Díez –derrotada en su intención de ser secretaria general del PSE y del PSOE-, Jiménez Losantos –hasta hacía poco, un segunda fila del Sindicato del Crimen-, o el oscuro Luis del Pino –antes de publicar sus historias, un ingeniero informático-, pasaron de lugares relativamente discretos a marcar verdaderamente la agenda política de cada día. El colmo de este fenómeno se produjo cuando, en un foro de Libertad Digital moderado por el mencionado Del Pino, un grupo de lectores crearon “Los peones negros”, suerte de fans de este nuevo gurú que, a partir de entonces, pedirían “la verdad del 11-M” el 11 de cada mes. De este modo, el afán de lucro de un determinado medio de comunicación (en este caso, Libertad Digital) terminó por fabricar o producir este tipo de perniciosos efectos reales.

Marzo 2008: sin cambios
Pero esta procesión de simulacros y monstruos inventados no pudo alterar las cosas. Marzo de 2008 mantuvo a Zapatero en el poder. A partir de entonces, los cambios no se hicieron esperar: ruptura de la AVT con los Peones Negros y salida de Alcaraz del colectivo, con la desestalinización de la principal asociación de víctimas; crisis y escisiones en Ciutadans y Foro Ermua; depuración de la cúpula conspiranoica del PP: Del Burgo, Zaplana, Acebes, Pujalte, Alicia Castro, Astarloa, que desaparecieron del mapa. Otras consecuencias: ruptura en UPN, firma informal de un nuevo pacto antiterrorista PP-PSOE, desaparición y olvido del ácido bórico…

El caso de Losantos
Desconocemos a estas alturas el papel que otro de estos reductos, UPyD –nacido al calor del “España se rompe”-, pueda desempeñar en el futuro de la política nacional. Por ahora, se mantienen. Entretanto, el caso de Jiménez Losantos deviene en otro síntoma más de esa enfermedad de la que el organismo político español parece haberse recuperado ligeramente. Con el despido hecho ya oficial, el locutor más madrugador se refugiará en una habitación de Libertad Digital para hacer andar Es Radio. Esta nueva emisora supone otra escisión de facto dentro de la extrema derecha mediática, que a partir del próximo curso girará en torno a tres polos: el oscuro conglomerado Intereconomía, la Cadena COPE del gris Nacho Villa y Libertad Digital, con o sin alianzas con el volátil director de El Mundo, Pedro J. Ramírez.

Una derrota
No debemos engañarnos: Es Radio no es, ni mucho menos, una victoria de la libertad, una consecuencia de cómo la verdad está siendo acorralada, ni el fruto de una mente maravillosa. Losantos y los suyos tienen bien presente que han vuelto a fracasar. Como ya lo hicieran en Antena 3 Radio y en ABC, estos locutores –con César Vidal como última adquisición- se han visto forzados a volver a mudarse, esta vez a su propia casa, para poder seguir colocando su producto en el mercado.

El final de un ciclo
No queda muy claro qué será Es Radio: de qué oyentes va a vivir, qué estrategias llevará para extenderse por todo el tejido español o, también, qué problemas surgirán entre sus miembros, no siempre tan fieles y afectuosos entre sí como parece a primera vista. Lo que sí es probable es que, con esta escisión, nos encontramos al final de un ciclo en lo relativo a ciertos medios de comunicación. Un estilo de hacer periodismo o propaganda que probablemente sea visto con peores ojos durante mucho tiempo, y que llevará consigo que estos profesionales difícilmente vuelvan a salir de la madriguera desde la que el próximo mes de septiembre comenzarán a hacer oír sus nuevos ladridos.


Andrés Villena es economista e Investigador en Comunicación Audiovisual en la Universidad de Málaga

villenaoliver@gmail.com

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