31 mayo 2009

LA VINAGRETA

En aras de contribuir a la diversión y entretenimiento de nuestros seguidores, hemos encontrado un nuevo blog lleno de humor, llamado http://lavinagreta.es/ y según reza en su cabecera, es una web para gente encantadora.

No hemos dudado en incluirlo en nuestra "Lista de Blogs", que figuran en nuestra columna lateral derecha, para facilitaros su visita, el cual os recomendamos.

¿Qué es? Parodia, sátira, irreverencia, sarcasmo, ironía… Alegría para el cuerpo y el espíritu a cuenta de la actualidad y sus protagonistas.

¿Cómo es? Como el super del barrio, tiene de todo: noticias exclusivísimas (Todo se sabe), reflexiones oportunas (Opinión púdica), consultorio sentimental (MBA en Amores), consultorio psicológico (El diván del Doctor Froiz), publicidad de la que no se ve (Anuncios prohibidos), vocabulario de ‘la peña’ (Diccionario para Inteligentes), sentencias en verso (La mosquita muerta), astrología verité (El Horroróscopo de Encarna O’Hara) y el cuaderno de bitácora de Quien todo lo ve y todo lo sabe (Blog del Altísimo).

¿Para quién es? Exclusivamente para gente encantadora, como reza su cabecera. Malasombras, abstenerse.


¿Quién está detrás? Un elenco de genias (de nada, ministra) y genios muy celosos de su imagen, como se aprecia en la galería fotográfica sobre estas líneas. Tres damas flanquedas por dos caballeros (perdón, ministra), que son de izquierda a derecha:

Fernando García-Romanillos, inventor/editor de esta cosa. Periodista de largo recorrido que ha dirigido diarios y revistas de información general. Profesor de la Universidad Carlos III de Madrid, asesor editorial de Vocento y bloguero del Heredero en Terra.

Lola Canales, antropóloga, profesora de piano, actriz en Castañuela 70, doncella en una mansión parisina, periodista, autora de dos docenas de novelitas policíacas y lectora de Spinoza. Aprendió de la vida durante su estancia en la cárcel… condenada por rebelión militar.

Pilar Carrera, aficionada al marron glacé gallego y a la estética rompedora. Profesora y Vicedecana de Periodismo de la Universidad Carlos III de Madrid, experta en Walter Benjamin, cinéfila y francófila. Domina la comunicación escrita, oral y visual.

Petra Martínez (&Juan), pedazo de actriz con mucho teatro y mucha vida, reconocida por sus interpretaciones en La soledad, La mala educación y Herederos. Su vis cómica se torna en un segundo en vis dramática: te hace reir o llorar según ella decida.

Juan Margallo (&Petra), extremeño de Montánchez que lo dejó todo por el Arte Dramático. Dirige, escribe e interpreta teatro. Ha recorrido los escenarios de España, Europa y América. Una institución en la escena española, admirado y querido por todos sus compañeros.

A continuación os mostramos dos viñetas de la sección "La mosquita muerta".



Y un artículo de su sección "Opinión Púdica":

Felicidad se escribe con fe


Dicen los que saben de eso, que el periodismo está en crisis por una “pérdida de credibilidad”. Y lo dicen como si lo natural fuese tener fe ciega en lo que los guardianes de la democracia nos espetan day after day.

Que la gente desconfíe de la verdad absoluta de lo que aparece en los periódicos es antes un signo de avance civilizatorio y de inteligencia in crescendo que de retroceso, digo yo.

Lo cachondo del tema es que este domingo del señor, después de leer un par de hojas ahítas de llanto por los tiempos gloriosos (idos son, idos son) del periodismo en uno de esos informes sobre “el estado (desesperanzado) de la profesión”, de repente oigo a un buen ciudadano filántropo que desde la caja tonta dice que los niños africanos se mueren de hambre pero tienen más joie de vivre que los de aquí (que los infantes occidentales, se entiende).

Espantada, le dí al botón rojo danger (malévola esa insinuación de que lo peligroso es desconectar) del mando y corrí a esconderme debajo de la cama.

Allí, desde la oscuridad de la caverna primigenia, reflexioné sobre esa espeluznante manía de reivindicar la alegre pobreza, la alegre credulidad, la alegre ignorancia… y allí me quedé un buen rato, atando cabos entre algún que otro estornudo provocado por la colonia de ácaros que viven selváticos y alegres en mi humilde morada, mirando de través en la penumbra una hoja viuda de suplemento dominical con un alegre reportaje sobre trufas multiculturales (las de manteca de cacao, no hay lugar aquí para evocaciones de cerdos detective) de todos los colores para enamorados con loft.

Viéndome sobrepasada por el trascendental affaire de la decadencia de Occidente, volví al sofá, a esperar sentada a que la fe nos sea devuelta.

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