Cuando un paciente sufre un infarto, la probabilidad de supervivencia se reduce entre un 7 y un 10% cada minuto que pasa sin que el paciente reciba una desfibrilación. Las máximas posibilidades de superarlo se sitúan dentro de los 4 minutos inmediatamente posteriores al ataque. Se calcula que podrían salvarse hasta 100.000 vidas anuales si se expandiese el uso de desfibriladores.
¿Qué es un desfibrilador?
Un desfibrilador es un dispositivo que administra una descarga eléctrica al corazón a través de la pared torácica. Sus sensores integrados analizan el ritmo cardiaco del paciente, determinan cuándo es necesaria la desfibrilación y administran la descarga al nivel de intensidad apropiado.
¿Por qué son tan importantes?
Un desfibrilador puede restaurar el ritmo cardiaco normal a un paciente de ataque cardiaco o de muerte súbita. Los modelos portátiles más actuales permiten a más personas responder adecuadamente ante una emergencia que requiera desfibrilación.
Alrededor de 700 personas mueren diariamente de un infarto. Por este motivo, es importante que los profesionales sanitarios que trabajan en urgencias reciban la formación necesaria sobre el uso de desfibriladores portátiles de nueva generación. Además, es de vital importancia que los equipos de atención médica urgente y de transporte sanitario estén equipados con un desfibrilador para poder asistir inmediatamente a los pacientes de infarto.
¿Cómo funciona un desfibrilador?
Los microprocesadores internos del aparato analizan el ritmo cardiaco del paciente a través de unos electrodos adhesivos. A continuación, el ordenador integrado avisa al operador si es necesaria una descarga eléctrica, así como del momento preciso. Cuando el dispositivo emite una señal visible o audible, el profesional que trata la emergencia ejecuta la descarga y el desfibrilador administra una corriente eléctrica al corazón a través de los electrodos adheridos al tórax del paciente.
¿Un desfibrilador resucita al paciente en todos los casos de infarto?
No. Un desfibrilador sólo está indicado para corazones con fibrilación ventricular, con ritmo cardiaco irregular. Si no hay fibrilación, el corazón no responderá a las emisiones eléctricas y necesitará reanimación por medicamentos. Así pues, es importante que la persona que vaya a utilizar un desfibrilador haya recibido previamente la formación adecuada.
Dada la evidente importancia del acceso rápido a los desfibriladores y de la correcta formación de sus operadores, el Departament de Sanitat de la Generalitat de Catalunya y los laboratorios farmacéuticos Pfizer han firmado recientemente un acuerdo por el cual se formará o reciclará a más de 9.000 profesionales de urgencias y de transporte sanitario sobre el uso de estos dispositivos. Además, fruto de este convenio, 274 centros de asistencia primaria catalanes y 354 ambulancias se verán beneficiadas de la instalación de nuevos equipos desfibriladores durante el periodo
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