Explicamos con una hermosa metáfora por qué se extinguieron los dinosaurios y por qué hay tanto cabrón.
Imaginemos que el Arca de Noé se hundiera. Demasiado animal para tan poco barco. Noé tendría que librarse de alguien. ¿Qué haría?
Si siguiera el ejemplo de los empresarios modernos, tendería a echar por la borda a las ratas. Son pequeñas, no muy agradables, apenas se las ve y nadie las echará en falta. Lo mismo ocurre con los obreros, subcontratas, colaboradores, chupatintas, etc: valen poco, podemos prescindir de ellos. Naturalmente, hay que lanzarlos por la borda de mil en mil para notar algo de alivio, pero no es problema. ¡Será por ratas! ¡Hay muchísimas!
Noé, sin embargo, era un tipo listo. Y cuando el arca se hundió, en vez de buscar las alimañas que correteaban a un palmo del suelo, levantó la cabeza y miró al braquiosaurio. Y todos los animales miraron al braquiosaurio, cuya cabeza se erigía al final de un cuello de doce metros, y este les devolvió la mirada pensando: ¿Qué he hecho? Cierto, un braquiosaurio es enorme, majestuoso, ¡único! La pérdida sería terrible. Pero bastaría con echar uno solo de su especie para notar un gran alivio. Pesa diez toneladas: el equivalente a cientos de miles de ratones. No lo duden: Noé se habría librado del braquiosaurio. De hecho, lo hizo; a la vista está. (Esto probablemente sale en la Biblia. Hacia el final, como diría Homer Simpson.)
Ninguna empresa moderna, sin embargo, empieza a recortar por sus grandes reptiles. Lo que nos lleva a creer que tan inteligentes no son. Informes enviados a la CNMV reflejan que algunas de las empresas que han salido a bolsa pagan a sus altos cargos sueldos de siete cifras anuales. Iberdrola paga a su único consejero ejecutivo 5,21 millones de euros. El BBVA, 4,44 millones a los dos que tiene. Repsol, 3,39 millones de media a cada uno.
Los sueldos de los altos cargos han sufrido en 2010 un incremento del 23,2%. Cobran de media 908.000 euros al año. Eso, en un año de vacas flacas.
Todo eso, ¿para qué? ¿Qué hace un consejero ejecutivo? Por el nombre, no suena precisamente a trabajador que se pase ocho horas en la oficina. Suena más a uno de esos cargos nominales ostentados por un sénior que se dedica más a la política o al golf, y que pasa por la empresa los viernes.
¿Qué clase de consejos da ese consejero cuando pasa por allí? Amadeus, empresa del sector turístico, paga a sus ocho altos cargos 6,8 millones de euros de media. Deben de dar unos consejos de la puta hostia. Yo no vuelvo a hacer una quiniela sin consultarles.
La verdad es que estos dinosaurios deben de dar consejos como “librémonos de los ratones, hacen zozobrar el barco”. Y se quedan tan anchos. Lo cual, irónicamente, demuestra una vez más que no merecen su sueldo. Lo cobran solo por pensar cómo protegerlo, no por llevar el barco a buen puerto. Son o bien unos avariciosos hijos de puta, o bien inútiles.
Y, seguramente, las dos cosas.
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