20 enero 2010

Páncreas artificial, la solución a la diabetes

La Fundación para la Investigación en Diabetes Juvenil (JDRF en sus siglas en inglés) ha anunciado recientemente un acuerdo para desarrollar un sistema que permita a los pacientes el control de la diabetes tipo 1. Este podría significar un primer paso para el desarrollo de un páncreas artificial que mejore notablemente la calidad de vida de los diabéticos.

Actualmente, estos pacientes deben realizar controles sanguíneos cada cierto tiempo para vigilar sus fluctuaciones de glucosa. Cientos de investigadores continúan la búsqueda de un sistema que mejore la calidad de vida de los diabéticos. En España existen algunos dispositivos que avisan al paciente cuando los niveles de glucosa bajan demasiado, incluso interrumpen el flujo de insulina en caso de ser necesario, pero siempre debe darse una intervención humana; no es completamente automático. Científicos americanos parece que están cerca de crear lo que podríamos denominar, un páncreas artificial.

El objetivo es inventar un dispositivo completamente automático, que controle de forma autónoma los niveles de glucosa en sangre y administre la insulina según sea necesario. Como si de un órgano vivo se tratase.

Páncreas artificial y automático

Como explica el presidente del JDRF, Alan Lewis, "un páncreas artificial administraría la insulina necesaria, minuto a minuto, a lo largo del día, para mantener los niveles de azúcar dentro de unos rangos", a lo que añade que "este sistema cambiaría radicalmente la calidad de vida de tres millones de personas en Estados Unidos que sufren diabetes del tipo 1, liberando a niños y adultos de controles, cálculos y tratamiento durante todo el día".

Según ha informado Lewis, el JDRF, en los próximos tres años, invertirá ocho millones de dólares en el proyecto, con el objetivo de conseguir la primera generación de páncreas artificiales preparada para su autorización en menos de cuatro años.

Tal y como informa la organización, el sistema estaría parcialmente automatizado. Por un lado existiría una bomba de insulina conectada sin cables (wireless) a un monitor de control de glucosa. Un sensor insertado justo debajo de la piel, normalmente en el abdomen, sería el encargado de transmitir los valores de glucosa del paciente de modo que la bomba, suministraría la insulina a través de un pequeño tubo o un parche adherido al cuerpo. De este modo el diabético no tendría que controlar sus niveles de glucosa, pues el sensor realizaría esta función de día y de noche.

En España existen más de tres millones de diabéticos. En el mundo superan los 300 millones. El páncreas artificial puede mejorar, sin ninguna duda, la calidad de vida de gran parte de estos enfermos.

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