¿Por qué ni el Aguirregate ni Gürtel están erosionando al PP?
¿Por qué ni Francisco Correa (Gürtel) ni Álvaro Pérez (Bigotes) dirán nunca nada ante las autoridades que pueda perjudicar directamente a Alejandro Agag, a José María Aznar, a Francisco Camps, a Esteban González Pons, a Esperanza Aguirre o al mismísimo Mariano Rajoy?
¿Por qué sabemos que el presidente de la Comunidad valenciana lo seguirá siendo dentro de tres años, por muchos sumarios y portadas en los que aparezca perjudicado?
Meros rasguños
¿A razón de qué intuíamos que la “crisis de los espías” no estaba afectando en demasía al holgado Gobierno regional de Esperanza Aguirre? Precisamente ayer, El País hacía más real esta conjetura con la publicación de una encuesta: pese a que dos de cada tres de los madrileños considera que el escándalo ha pasado factura a la imagen de la presidenta, el PP de esta Comunidad conserva una mayoría absoluta a la que sólo se le han podido hacer algunos rasguños.
“¡Socialistas ladrones!”
¿Entonces, por qué motivo, sin embargo, el PSOE consta todavía en el imaginario de muchos como “el partido de la corrupción y el despilfarro”?
El secreto de todo
El principal motor de que las cosas sean así reside en quién tiene la pasta, o, más bien, en quién tiene la mayor parte de esta. Y, después, en cómo se gestiona o se reinvierte: qué dosis de mensaje hay que suministrar, de qué contenido y cómo llevarlo a cabo con los mejores efectos posibles sobre la población, sobre los electores en la práctica.
Una eterna asignatura…
El Partido Popular se comunica con sus votantes, y con los demás, infinitamente mejor que el PSOE. Es una asignatura que el presidente Zapatero parece no creer necesario repasar todavía, pero que arrastra desde el primer día en que llegó a La Moncloa. Después de la exitosa estrategia comunicativa del “no nos merecemos un Gobierno que nos mienta”, ha habido muy pocas -por no decir ninguna- campañas informativas gubernamentales que hayan calado profundamente en la población española.
… que cuesta muchos votos
Quizá, por ello, según un documentado informe de la Fundación Alternativas (“La estrategia de la crispación: derrota, pero no fracaso”), consignas tan casposas como la de “España se rompe” y los “ciudadanos de primera y de segunda” -en alusión a la reforma de los Estatutos de Autonomía-, costaron el fracaso al PSOE en las pasadas generales tanto en Murcia, como en Valencia, Madrid, e incluso la erosión en Castilla-la Mancha y Andalucía. Solo el País Vasco y Cataluña, que registraron el efecto secundario –o contraefecto para el PP- de tal estrategia, salvaron a Zapatero para poder repetir mandato (Alternativas, 2008).
Ventaja conservadora
Prosigue esta fundación progresista dando razones por las cuales el mensaje de la derecha se vende mejor que el de la izquierda: los conservadores tienen más medios satélites y estos están mucho más de acuerdo entre sí a la hora de acordar la estrategia a seguir. Entre eso y el “fuego amigo” en la prensa progresista, la desigualdad mediática está más que servida. La prueba más fehaciente la tenemos en Internet, con aproximadamente un digital izquierdista por cada diez (o quince) periódicos de derechas con ediciones exclusivas para la red.
Un ejemplo preocupante
Volviendo al principio de la reflexión, el caso de la operación Gürtel y sus, por ahora, limitadas repercusiones políticas representan un preocupante ejemplo de cómo el Ejecutivo actual concibe la política de comunicación con los ciudadanos. ¿Qué aprovechamiento hubiera hecho el Partido Popular de una situación similar en el PSOE, con revelaciones diarias por parte del diario El Mundo? Un repaso a las hemerotecas de los años noventa nos lo deja bien claro: la derecha no perdona; la izquierda, está dejando hacer.
Un punto y aparte
Del Gobierno, y de su laboratorio de ideas, depende, para los próximos tres años -si los hay-, concebir una nueva estrategia comunicativa. Una nueva forma de transmitir logros y esfuerzos a los ciudadanos, y de denunciar el fraude y la burla a la ley de quienes han hecho de ello una forma de vida. El triunfador es el que aprovecha sus oportunidades y, si no las tiene, las crea. ¿Le sobran estas al Gobierno socialista?
Andrés Villena es economista e investigador en Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Málaga (UMA)
villenaoliver@gmail.com
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