BORJA MARÍA ZALLANA DE LOS ACEBOS
19/04/2009
Federico, víctima de la maldad humana
Espero disculpen ustedes el que no les escribiera la columna la recién pasada Semana Santa, pero me he visto impedido en cuerpo y alma. En cuerpo porque un tonto accidente con un lazo dio con mis huesos en tierra en plena procesión de Cristo Rey dejándome maltrecho, y en alma porque la noticia de la más que posible marcha de Federico de la emisora que nos ha dado cobijo durante tantos años, atravesó mi pecho como la lanza del romano atravesó el costado del hijo de Dios.
Curada la herida física, les escribo con el alma aún sangrante. La otra mañana el propio Federico, haciendo de tripas corazón, él que tantas veces ha hecho el proceso contrario, se preguntaba en antena sobre la magnitud de la maldad humana, y llegaba a la conclusión, apoyado por nuestro buen amigo Pedro J., de que era casi infinita. Escuchar a dos seres puros como ellos hablando de maldad, se me antojó tan extraño que un escalofrío recorrió mi cuerpo y sólo se vio mitigado cuando Federico, siempre procurándonos alimento para el alma, nos hizo sonreír con uno de sus habituales toques de humor inteligente, haciendo referencia al bigote de María Antonia Iglesias.
Federico, que durante 18 años ha servido a la Iglesia con una devoción que no se le supone a un ateo convencido como él, se ve ahora en el penoso trance de tener que buscarse la vida fuera de la protección de las sotanas. Suerte que tanto el periodista turolense como el director corpiñesco son de los siguen la máxima de a Dios rogando pero con el mazo dando, y hace ya algún tiempo que venían preparándose para este camino de espinas. ¿Se imaginan, si no hubiera sido así, en la terrible orfandad que estaban condenados a sufrir millones de oyentes en toda España?
Luego el dolor de mi alma deben entender que no es por el futuro profesional de Federico, sino por el cruel descubrimiento, a mi edad, fíjense ustedes, de que la maldad es capaz de alcanzar incluso a los presuntamente incorruptos espíritus de los príncipes de la Iglesia. No les deseo nada malo, Dios bien lo sabe, pero estoy convencido de que con la marcha de Federico, César y Herrero, la COPE acabará siendo una más de esas vulgares emisoras que hacen entrevistas a unos y otros sin mirar el color, y que en vez de ofrecer exclusivamente opinión son capaces de mezclar entre ella algo de información. Vamos que de Ser, acabará siendo un asco.
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