16 febrero 2009

PADRES MALOS

El texto que sigue fue entregado por el profesor de Ética y Ciudadanía de la Escuela Americana, Sr. Robert Candelori, a todos los alumnos de su clase, para que se lo entregasen a sus padres.
La única condición solicitada por el profesor fue que cada alumno permaneciese al lado de sus padres hasta que terminasen la lectura.
El texto, fue publicado en los diarios de Brasil, tras la muerte estúpida de Tarcila Gusmao y María Eduarda Dourado, ambas de 16 años, en la localidad de Maracaípe, Porto de Galinhas.
Después de 13 días de desaparecidas, las madres de las chicas revelaron desconocer a los propietarios de la casa donde sus hijas habían ido a pasar el fin de semana.
La tragedia atrapó a la opinión pública y el crimen permanece sin respuesta.
Un día, cuando mis hijos estén crecidos lo suficiente para entender la lógica que motiva a los padres y madres, habremos de decirles: Os amamos lo suficiente como para haberos preguntado a dónde ibais, con quién estaríais y a qué hora regresaríais.
Os amamos lo suficiente para no haber quedado callados y haceros saber, aunque no os gustara, que aquel nuevo amigo no era buena compañía.
Os amamos lo suficiente para haceros pagar las golosinas que cogisteis del supermercado o las revistas del quiosquero, y haceros decir al dueño: Nosotros cogimos esto ayer y queremos pagar.
Os amamos lo suficiente como para haber permanecido en pie, junto a vosotros, dos horas, mientras limpiabais vuestro cuarto, tarea que habría hecho yo en 15 minutos.
Os amamos lo suficiente para dejaros ver además del amor que sentía por vosotros, la decepción y también las lágrimas en mis ojos.
Os amamos lo suficiente para dejaros asumir la responsabilidad de vuestras acciones, aún cuando las penalidades eran tan duras que me partían el corazón.
Y ante todo, os amamos lo suficiente para deciros NO, cuando sabía que podríais odiarme por eso (en algunos momentos sé que me odiasteis).
Esas eran las batallas más difíciles de todas. Estamos contentos, vencimos. ¡Porque al final vosotros ganasteis también!.
Y cualquiera de estos días, cuando mis nietos hayan crecido lo suficiente para entender la lógica que motiva a los padres y madres; cuando ellos os pregunten si sus padres eran malos , mis hijos les dirán:
“Si, nuestro padres eran malos. Eran los padres más malos del mundo... Los otros chicos comían golosinas en el desayuno y nosotros teníamos que comer cereales, huevos y tostadas. Los otros chicos bebían cocacola y comían patatas fritas y helados en el almuerzo y nosotros teníamos que comer arroz, carne, verduras y frutas.
Nuestros padres tenían que saber quienes eran nuestros amigos y qué hacíamos con ellos.
Insistían en que le dijéramos con quién íbamos a salir, aunque tardásemos una hora.
Nos repetía que le dijéramos siempre la verdad. Y, no se cómo, conseguían leernos el pensamiento.
¡Nuestra vida sí que era pesada!
No permitían que nuestros amigos nos tocaran el timbre para que saliéramos; tenían que entrar a nuestra casa para que ellos los conocieran.
Cuando todos podían volver tarde por la noche con 12 años, nosotros tuvimos que esperar hasta los 16 para hacerlo, y aquellos padres pesados se levantaban para saber si la fiesta había estado bien (sólo para ver en qué estado nos encontrábamos al volver).
Por culpa de nuestros padres, nos perdimos inmensas experiencias en la adolescencia:
Ninguno de nosotros estuvo envuelto en problemas de drogas, robos, actos de vandalismo, violación de propiedad, ni fuimos presos por ningún crimen.
TODO FUE CULPA DE ELLOS!
Ahora que somos adultos honestos y educados, estamos haciendo lo mejor para ser “PADRES MALOS”, como fueron los mios.
YO CREO QUE ESTE ES UNO DE LOS MALES DEL MUNDO DE HOY:
Aquellos que son padres, que no se culpen, aquellos que serán, ¡que estén alerta!. y, para todos, dad gracias a vuestros padres por ser tan malos.
¡NO HAY SUFICIENTES PADRES MALOS!

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